¿Has vivido una experiencia sensorial y emocional desagradable asociado a una lesión de un tejido
o un órgano? Esta vivencia puede estar asociada a una causa real o daño potencial cuando
imaginas experiencias pasadas. Un dolor puede ser bien parecido a un pinchazo, hormigueo o
ardor. Y cualquiera de sus manifestaciones puede presentarse en forma aguda o sorda,
intermitente o constante.
¿Sabías que no todas las personas sienten el mismo nivel de dolor frente a una misma experiencia
sensorial? ¿Te has preguntado a qué se debe? Hay distintas variables que inciden en el umbral del
dolor como los factores genéticos, ambientales y sicológicos.
Para el manejo del dolor “básicamente se utilizan fármacos y revulsivos, que buscan redistribuir el
flujo sanguíneo y las respuestas inflamatorias”, comenta el odontólogo, especialista en
Implantología buco máxilo-facial, Dr. Felipe Lobo.
Sin embargo, el dolor no es necesariamente un indicador de gravedad, aclara el Dr. Lobo. “Hay
patologías que no conllevan dolor y son extremadamente graves, incluso pueden comprometer la
vida de un paciente. Y por el contrario, existen patologías extremadamente dolorosas que revisten
una mínima importancia en la salud del paciente”, explica el odontólogo.
Dado que la experiencia del dolor está ligada a factores genéticos, ambientales y sicológicos, la
realización de controles periódicos con especialistas es de gran relevancia para que éstos puedan
evaluar en su justa dimensión el problema y manejar el dolor en los pacientes, afirma el Dr. Lobo y
subraya: “el origen del dolor no se basa en la gravedad de la patología, sino en una experiencia
subjetiva”.
EL DOLOR NO ES NECESARIAMENTE UN INDICADOR DE GRAVEDAD
